lunes, 6 de octubre de 2014

Ilyá Bogdánov, un nacional-socialista ruso en Ucrania

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En la entrevista cuenta el camino que está tomando su vida.
– Lleva usted casi tres meses en Ucrania. ¿Se arrepiente de su decisión? ¿Cree que fue irreflexiva?
– Para nada. Me alegro de haberme trasladado a Ucrania. Pienso que no podía haber sido de otro modo. No podía quedarme en Rashka [denominación despectiva de Rusia, del inglés Russia eslavizado — NT].
– ¿Hay otros voluntarios de Rusia aparte de usted? ¿Ha contactado usted a alguno de ellos? ¿Qué motivaciones tienen?
– Claro que les he contactado, hay una diáspora rusa bastante amplia aquí. Especialmente en el batallón Azov: tengo muy buenas relaciones con los rusos de ese batallón. También me he encontrado rusos en otros batallones y con todos ellos las relaciones son buenas. En general, la gente ha venido aquí a combatir al régimen, siguiendo el llamado de su corazón. Gente honrada, estupenda de verdad, inteligente, personas que no te encuentras en Rashka a cada paso.
– ¿Y cómo le tratan a ustedes, los voluntarios rusos, sus camaradas de batallón ucranianos? ¿Con desconfianza o les aceptaron enseguida?
– Nos tratan bien, con simpatía y comprensión. Me gustó mucho la organización voluntaria: todos ayudan, todos los problemas se van solucionando, no hay cosa que no se pueda solucionar. Llegas a una ciudad cualquiera de Ucrania con un problema y te lo solucionan, te dan de comer, de beber, te llevan, te dan dinero. Todo se soluciona, todo está muy bien montado.
– Ilyá, usted es nacionalista ruso. ¿Por qué tomó la decisión de combatir no en el lado de Rusia sino, digámoslo claramente, contra Rusia?
– No combato contra Rusia sino contra el régimen antipopular de Putin que ha aplastado todas las conquistas democráticas que se alcanzaron tras la descomposición del sovok [denominación despectiva de la URSS — NT]. Y ahora el país vuelve a sumergirse en el abismo ultrarreaccionario del sovok. Todo está muy mal, el país se está despeñando y hay que hacer algo al respecto.
– Pero en Rusia está en el poder una corporación a la que usted también perteneció. Putin procede del FSB.
– Cuando yo ingresé en el Instituto, lo hice a sabiendas de que solo lo hacía para adquirir determinados hábitos y destrezas que más adelante pondría al servicio de la revolución en Rusia. Únicamente por ese motivo ingresé en ese Instituto de Fronteras del FSB. En realidad, sabía que acabaría de militar, es mi destino. Y desde los 14 años sabía que tomaría parte en la revolución. Tanto al ingresar en el Instituto, como al pedir destino en Daguestán, solo buscaba adquirir experiencia de combate que me serviría más tarde para combatir al régimen. Todo estaba pensado.
– ¿Es verdad que fue amigo de los "partisanos de Primorye"?
– Los "partisanos de Primorye" son todos amigos míos. Sasha Kovtun, ahora encarcelado... se rumorea que se ha convertido al islam, aquí hay algún malentendido... y Andrey Sujorada. Y también conozco a todos los demás.
– ¿Se ha encontrado en el FSB gente con su misma visión o era usted la oveja negra?
– Claro que me la he encontrado. Allí hay nacional-socialistas como yo, nacionalistas, descontentos con el régimen, comunistas. Hay de todo.
– ¿Hay gente contraria al régimen, contraria a Putin?
– Sí, hay gente así. Naturalmente no lo anuncian a cuatro costados pero existen. Hay gente que no tiene una posición política clara pero no está contenta con el régimen. Lo que ocurre es que son gente acomodada que valora más su fuente de ingresos que sus convicciones. Pero hay mucha gente descontenta.
– ¿Y cree usted que los acontecimientos de Ucrania son el prólogo de la revolución en Rusia?
– Ya no pienso que vayan a influir en la situación interna de Rusia. Al contrario, han reforzado poderosamente el régimen de Putin, eso es un hecho. Pero sí creo que Ucrania será la cabeza de puente para la revolución en Rusia. Ucrania es nuestra última oportunidad que debemos aprovechar. Hace falta una Ucrania fuerte y europea, una que se convierta en el centro de Europa y entonces podremos partir de ella para iniciar la revolución en Rusia. Los nacionalistas de derechas no tenemos otro sitio dónde huir más que a Ucrania.
– Primero habrá que solucionar el problema del Este de Ucrania. Usted decía hace poco que pronto sería necesario defender Dniepropetrovsk. ¿Cree que aguantará mucho el separatismo?
– Seguramente este problema se habría solucionado hace tiempo si las cosas se hicieran bien. El separatismo estaría aplastado y habríamos ganado esta guerra si las cuestiones no se resolvieran en las altas esferas en contra de los intereses del pueblo llano. Los juegos políticos lo estropean todo, la gente muere por nada en este momento.
– Es decir, que piensa usted que la culpa es de los dirigentes de Ucrania?
– En otros campos toman decisiones competentes. Pero no en sus relaciones con Rusia. Si hubiera un problema con un Estado europeo, entonces sí, supongo, pero con Rusia no se pueden encontrar vías diplomáticas. Rusia es una especie de gopnik [macarra barriobajero — NT]. No se puede jugar con Rusia siguiendo unas reglas y tampoco es posible engañarla. Si le das la mano, te cogerá el brazo. Por eso no termino de entender la política de los dirigentes de Ucrania en este tema.
– Es decir, ¿está usted en contra de la tregua, cree que se debería dar orden de atacar?
– Yo pienso que sí. Las vías diplomáticas están agotadas, aunque la decisión de no financiar las regiones ocupadas es muy apropiada. Pero hay que terminar de aplastarlos. No se debió haber permitido a las tropas rusas reforzar sus posiciones en el territorio ocupado. Hay muchas víctimas a causa de ello.
– ¿Tiene su batallón y los demás batallones que combaten en el Este las fuezas necesarias para liberar Donetsk y Lugansk?
– En realidad, sí. Ucrania todavía tiene suficientes reservas para combatir bien. Aunque debo añadir que me da la sensación de que los cuadros de oficiales y sargentos son objetivamente muy débiles en Ucrania y a ello se debieron muchas derrotas militares. No hablo de traición sino simplemente de incompetencia, falta de profesionalidad entre los militares ucranianos.
– ¿No tiene miedo de que le ajusticien como a Litvinenko [ex agente del FSB crítico con Putin que murió en Londres envenenado con polonio — NT]? El FSB no lleva nada bien que alguien se oponga a la corporación. ¿Ha recibido amenazas?
– No he recibido amenazas pero desde Rusia los amigos me escriben que Putin ha prometido devolver y castigar a todos los rusos que combatimos por Ucrania. En mi caso, me imagino que ese castigo además sería de carácter público. Pero bueno, estoy moralmente preparado para cualquier giro de los acontecimientos. Será mejor explotarme con una granada en el último momento que ir con el tío Vova [se refiere a Vladímir Putin — NT].
– Segun algunas informaciones, el Servicio de Seguridad de Ucrania le está vigilando. ¿Es verdad?
– No me están vigilando en absoluto. Solamente me hicieron exhaustivas comprobaciones en el período inicial para que no resultara un espía.
– Usted sabe que algunos medios de comunicación rusos (hubo un reportaje, por ejemplo, del canal de televisión Zvezdá) anunciaron que es usted un impostor, que la acreditación del FSB enseñada en la televisión ucraniana es falsa. ¿Qué puede contestar?
– Es una reacción natural del FSB, no se podía esperar otra cosa. Yo expliqué enseguida que es una acreditación de veterano, no el documento normal porque este se encontraba en renovación y no lo tenía en mano. La acreditación de oficial se ha quedado donde mi tía, en la región de Moscú. Al día siguiente de la entrevista acudieron dos agentes del FSB y la requisaron.
– ¿Han registrado a sus familiares en Rusia?
– Hasta donde yo sé, contra mi se ha iniciado un procedimiento penal por alta traición y, probablemente, mercenariazgo. Sí, vinieron, citaron a mi madre en la fiscalía militar, citaron a mi hermana en el FSB, pasaron por donde mi tía en la región de Moscú. No les acosan, pero sí, les hicieron algunas visitas.

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